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  Sentido de la oración
 


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¿Cual es el verdadero sentido de la oración?
 

 


ora



"El fruto del silencio es la oración. El fruto de la oración es la fe. El fruto de la fe es el amor. El fruto del amor es el servicio. El fruto del servicio es la paz."


Madre Teresa de Calcuta


 

 

El sentido de la oración es el ámbito de la experiencia, contacto entre dos personas, relación de actitudes, verdadera presencia mutua, convivencia personal, existencia activa, comunicación de amor. La oración es comunicación con Dios y yo debo estar seguro de ello; la oración con Dios debe ser como la relación de una pareja que realmente se quiere, en pocas palabras la oración es una relación íntima y personal con Dios, donde hablamos de un autentico amor.
 
No lo hemos entendido así la mayoría de veces al tratar la oración. Nos hemos acercado a Dios con monólogos interminables, llenos de peticiones, hablando, hablando mucho, sin dejar hablar… ¿es esto lo normal en las relaciones de amor entre dos personas?, el señor que ha hecho al hombre lo dice claramente: “Y al orar, no charléis mucho, como los gentiles, que se figuran que por su palabrería van a ser escuchados. No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo” (Mt 6, 7-8).
 
A la hora de orar existen unos condicionamientos que debemos tener en cuenta, estos son:
 
1.       mi oración debe estar integrada en la vida
2.       mi oración debe tener una conciencia comunitaria
3.       mi oración debe responder a una necesidad
 
Muchas veces se encuentran varias dificultades para hacer oración, tales como – no hay tiempo, tengo mucho trabajo, se me olvida, no tengo un lugar apropiado, etc.- es verdad, pero esto sucede cuando la oración no ha llegado a ser una necesidad integrada en la vida. Podemos estar muy ocupados, ir de viaje, o entregarnos a un asunto importante, pero ninguno, se olvida del desayuno, del almuerzo, de la cena. Hay algo integrado físicamente, que es una necesidad. Podemos integrar la oración en nuestra existencia hasta convertirla e una necesidad. Mejor, hasta descubrir que es una necesidad para nuestra persona.
 
Algo que se bebe tener muy en cuenta, es que a la hora de entrar en un dialogo con Dios debo presentarme tal y como soy, no tratar de presentarse con una personalidad, pues ninguna relación valida puede establecerse entre un yo falso y Dios.
 
Algunas decisiones prácticas.
 
1.       La oración esta en la dinámica del amor. Es una experiencia nueva e inédita que se vive cada día de un modo distinto.
2.       integra la oración en tu vida como una necesidad, a la que no te puedes sustraer.
3.       vive la plenitud del mundo, las angustias y los gozos de tus hermanos en la oración.
4.       no temas las exigencias de Dios. Fíate de una vez para siempre, tal como eres y tal como estás en la plenitud de tu verdad.
5.       aprende la técnica de oír, de escuchar y practicar. Será el inicio de avanzas, de que vas penetrando en esa amistad, y surge un nuevo mundo. Es el que vives, pero con una lectura nueva, deslumbrante.
6.       vive el aquí y ahora de tu vida en oración. En esta situación y en este momento él esta revelando, y te dice algo en el acontecimiento, en lo cotidiano, en el encuentro, en tu caída, en tu éxito, en tu fracaso, en tu duda… déjate interpelar aquí y ahora por alguien que te ama.
 
 
 
 
 
El cuerpo templo de oración
 
 
Así como el cuerpo esta cubierto de piel… músculos… corazón… así somos nosotros cuerpos y almas cubiertos en la bondad de Dios. El cuerpo que tenemos es un lugar desde el cual podemos entrar en contacto con Dios por medio de la oración.
 
La manera en la que nos relacionamos con nuestro cuerpo afecta profundamente nuestra relación con Dios y con nuestros semejantes, nuestras oraciones y nuestra vida. Si despreciamos alguna parte de nuestro cuerpo, por pequeña que esta sea, daña la totalidad de nuestro ser.
 
La atención a nuestro cuerpo es una parte integral de nuestra vida espiritual. La postura, la respiración, los movimientos, los gestos, la ropa, afectan nuestra oración. Pero a través de la disposición de nuestro cuerpo desarrollamos una percepción de nuestra vida interior que nos ayuda a aceptar y a discernir la presencia divina.
 
¨      Posturas estacionarias, tales como pararse, sentarse, arrodillarse, y acostarse, nos ayuda a orar. Para poder sentarnos, podemos quitarnos los zapatos y utilizar una esquina y/o un tapete para orar. En el caso de la oración sostenida o continua, es recomendable permanecer sentado. Hay que sentarse con la espalda recta, con el cuerpo relajado y con los pies en el piso, en una silla cómoda o en una banca para poder permanecer alertas y atentos al espíritu. Los ojos cerrados, o fijos en un punto. Es útil permanecer quietos. El movimiento puede distraernos.
¨      Los gestos significativos, también nos pueden ayudar tales como tocar, sonreír, estrechar las manos, encender una vela, y hacer posturas sencillas con las manos.
 
Un buen método para lograr una mejor concentración a la hora de orar es realizar algunos ejercicios de respiración y tratar de escuchar todos los sonidos que están a mí alrededor.
 
Otros modos de orar con el cuerpo lo enseña Santo Domingo:
 
  •       Inclinando la cabeza
  •       Recostarse boca abajo
  •       De rodillas
  •       De pie
  •       De pie con las manos juntas
  •       De pie con los brazos abiertos
  •       De pie con las manos levantadas
  •       Con la lectura sagrada
  •       Orando en el camino, en el trabajo, en las labores.
 
 

 
 
 
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